viernes, 7 de junio de 2013

“El colegio que aprendió a reciclar”





Erase una vez y mentira no es, un colegio muy sucio, en el que los niños tiraban la basura al suelo. Olía fatal, cada vez tenían menos espacio para jugar y se ponían enfermos de tanta suciedad.
Pero un día, cayó un meteorito del cielo.
-       ¡Vaya susto! ¡Casi me mata! – exclamaban los niños, mientras jugaban en el recreo, entre la cantidad de basura que había en el suelo.
De repente, el meteorito se abrió y salió de él, algo muy raro jamás visto. Era Reciclaman, un superhéroe que enseñaría a reciclar a los alumnos, dejando limpio su “cole”.
-       ¡No os preocupéis. Este día, el colegio limpiareis! – les dijo.
Y se puso manos a la obra, puesto que había que tomar serias medidas o los montones de basura llegarían hasta la luna.
Distribuyó a los niños en cuatro grupos. Cada grupo estaba identificado con un color: verde, amarillo, azul y negro.
El grupo de color verde, se encargaría de recoger todas las cosas tiradas que hubiera de cristal. Éste sería su conjuro:
“¡Cataplum, cataplim,
el vidrio lo meto en Vidrín!”
El grupo de color amarillo, limpiaría los envases de plástico del suelo. Sus palabras mágicas serían:
“¡Cataplum, cataplim,
el plástico lo meto en Plastikín!”
La cantidad de papel tirada por el colegio, sería tarea del equipo azul. Mientras recogían iban diciendo:
“¡Cataplum, cataplim,
el papel lo meto en Papelín!”
Había además infinidad de cáscaras de fruta, de ellas se encargaría el equipo de color negro. Su lema sería:
“¡Cataplum, cataplim,
la basura orgánica, la meto en Basurín!”
Todos los niños estaban muy contentos puesto que habían aprendido a reciclar, gracias a Reciclaman. Nunca más tirarían basura al suelo, puesto que el lugar adecuado era depositarlo en Papelín, Plastikín, Vidrín o Basurín.
Si algún día, algún niño se resistía a reciclar, le decían a coro los demás:
“Chico, tendrás que reciclar,
sino, no podrás caminar,
de tanta basura
que vas a tirar”.
Y así, el colegio pasó de estar sucio y asqueroso, a ser un colegio bonito, maravilloso, espectacular. Olía a rosas, a jazmín, qué gustazo poder pasear por los alrededores. Los pajarillos cantaban y revoloteaban por allí continuamente. Cada vez crecían más y más flores. Todos estaban maravillados, ¡menudo cambio!
Los niños, locos de contentos, daban las gracias una y otra vez a Reciclaman, pero pronto tendría que montarse en su meteorito e irse a salvar otro colegio.
Tan orgullosos estaban, que le organizaron una fiesta de despedida.
Superhéroe del reciclaje”, le nombraron.
Días después, aunque Reciclaman ya estaba en otro cole, ayudando a otros niños, se seguían acordando mucho de él, nunca más hubo tirado algo en el suelo, e inventaron además una canción, para que la tarea de limpiar fuera algo divertido:
“De flor a flor
limpio yo,
de pajarillo a pajarillo
me ocupo yo,
y al colegio Almanzor
salvo yo.”
Con Reciclaman aprendimos que reciclar no es aburrido, además a nuestro planeta estamos salvando y cuidando.
Recuerda que: “reciclando podrás vivir, en este mundo muy feliz”.
Y colorín, colorado, la historia de

de Reciclaman se ha terminado.




Escrito e inventado por los alumnos de cuarto de Ed.Primaria.




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